Divagando

Odio la inercia... y la experiencia inútil que se balancea entre mis hombros. Quisiera decir "cuando vives en un mundo..." pero más bien la situación es diferente, en plan "cuando un mundo vive en ti..." y en mí vivirá un mundo bastante cansado. Cansado como el otoño en España, que el sol aparece desatinado, nunca frente a la ventana del salón. Donde cuando llueve, llueve débil pero truena con demasiadas fuerzas. Parece la tormenta de otoño, el llanto de un crío.
Todos ahí, mirándose, esperando como animales carroñeros un error para opinar.  Cualquier estupidez, estos buitres antropomorfos llamados "personas" querrán enaltecerla en el peor de los sentidos. Los tropiezos, para darse con los pies, siempre acaban pintándose en la frente. Aunque no caigas...

No sé exactamente quién dijo "opina" pero tampoco sé quién fue el que dijo "opinando me frustro menos".

Estoy acostumbrado a que la gente opine, pero gracias a saber qué, llevo un tiempo sin oír opiniones. Me aparto tanto que va a ser difícil que nadie diga nada.

Odio tener teléfono fijo, siempre me llaman para que me cambie de compañía. Odio tener teléfono móvil, me recuerda que no estoy muy acompañado. Y miro de reojo mis mensajes pero nunca los abro.

E intenté hacer una canción, pero todo fue forzado, y parecía que todo lo que aprendí hasta ahora estaba
inutilizado.  Estaba sonriendo, pero no tenía razones para no estar llorando.

No sé por dónde iba, ni qué demonios tenía pensado contar...

Llevo varios días pintando a una muchacha con photoshop. Estoy cansado del photoshop, de no mancharme con pintura. Cansado de no poder escupir al lienzo y que coja otra textura. Estoy cansado pero siempre se me va, eso es lo único que me alegra.

De todo lo que un día me burlé, hoy puede que lo tenga en un altar. A veces me jode mucho ser tan humano que no me sé engañar.

Y toda esa mierda, joder, toda esa gente, todas esas caras en procesión mirando escaparates, reflejándose frente a maniquíes anoréxicos, y niños con la cara larga saliendo del colegio con miedo a llegar a casa. Todo ese miedo a salir de tu piso, todo ese amor en canciones que van a ninguna parte.

Todo eso, todo ese nada que cambió nada.

Estoy demasiado alegre como para producir algo artísticamente potable.

A ver si me cambia la fortuna, un poquito. Más dinero, menos amor, no sé. No sé si quiero tanto mi talento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario